24 ago 2011

lluvia en praga

Prefiero el papel y la lapicera. No me acostumbro al teclado, siento que hay algo que no logro trasmitir bien si la sangre no pasa de mis venas a la tinta y de la tinta al papel. Pero me conformo con la máquina y escribo.
Hace una noche hermosa. La lluvia alivia el calor de los días en Praga. La noche, la soledad, alivian los pies y la vista cansada de tanto aprehender. Momento de quietud. La soledad ya no me da miedo. Es mi amiga. La llevo conmigo a todos lados. (Mi soledad es tan mía que no la quiero compartir con nadie).
Silencio.
Es el silencio el que le da lugar al sonido, qué sería de la música si no hubiera silencios. Mi silencio canta en voz baja.
Soy yo que no me libero a vivir. Siempre atada a la muerte. Es la muerte la que me da vida. Yo me alimento de mi muerte. La muerte es mi silencio. No hablo de catástrofes. Hablo de mí. Quiero mesurarme. Andar poco a poco. No enamorarme/deslumbrarme de todo lo que veo. Quién me habrá dado el amor tan fácil. Necesito la templanza. Pensar antes de.
Qué es lo que estoy buscando. No sé. Lo que estoy buscando me debe estar buscando a mí. Por eso no nos encontramos. Voy a quedarme quieta. A ver si de una vez por todas lo logro.
Si alguna vez me muero que sea de amor.
Si alguna vez me muero.
Quizás no me muera nunca. Porque soy amiga de mi muerte. La tengo acá siempre a mi lado.

18 ago 2011

me das la mano me invitas a pasar


como estrellas brotan las ilusiones
del jardín pisoteado