17 may 2011

él no se quiere curar.
tiene una casa grande y hermosa.
hace algunos pocos años él se separo de una ella con quien estuvieron hasta la última gota, como para siempre. pero ya no. y él sabe, adentro de su corazón, que ya no. pero no lo quiere ver, no se quiere curar.
tiene su casa inmensa. y todo lo que una casa así: inmensa, tiene que tener. excepto garage. la decoración es perfecta, pareciera que nadie vive ahí. alguna vez fue habitada por los dos hasta que ella se fue y él enfermó. se puso rancio. ahora él habita la casa como si fuera su sombra. (quizás siente, como yo, que nunca más va a ser feliz, que su vida ya está, que se acabó)
de su casa entran y salen personas y fiestas y comidas y chicas que no sabe amar.tiene tanto tanto de todo. chorrea bienes -o males, según el cristal con que se mire.


si él, una de sus tantas noches de insomnio saliera corriendo dejando la puerta abierta. dejando la casa, el televisor, las computadoras, los teléfonos, los cepillos de dientes, la ropa, los colchones, las sillas, esos cuadros de grandes artistas, los libros, cds, zapatos y zapatillas, los objetos que fue recolectando por el mundo, la foto de ella que esta guardada en el fondo del cajón de la mesita de luz para que nadie vea que la sigue guardando...


si él, una de sus tantas noches de insomnio, saliera corriendo, dejaría de chorrear bienes -o males, según el cristal con que se mire. y se curaría.


pero no quiere.

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