16 jul 2011

amsterdam de un tiron (o dialogos conmigomisma)

me recibió con lluvia. casi echo a perder el trabajo de años sobre el no desesperarme. llovía y hacía frío. (es verano pero llueve y hace frío). quedé empapada de pies a cabeza. sin refugio. los hostels estaban todos llenos y yo pasada por agua. mi idea era dormir en la calle o no dormir porque la noche en un hotel cuesta un cuarto de mi sueldo, pero la noche a la intemperie se la llevo la lluvia por los canalesitos. me decía a mí misma: paciencia ya vas a encontrar refugio. y justo cuando entraba en la desesperación (la ley de murphi) llegue a un hostel, caro, pero entré rendida a sus pies. (escribo como quien hace una foto: detengo los instantes maga que soy). después de dejar mis cosas, me fui a caminar, tranquila, bajo la lluvia, que importaba, sólo tenia dos días para conocer amsterdam, tenía que recorrer. entré a varios coffeshops, quería ver como eran, fumarme un porro quizás. me preguntaban la edad, me pedían pasaporte. (parece que a pesar de mis casi veintiocho años sigo pareciendo adolescente, por ahí lo siga siendo, quizás nunca deje de serlo). los coffeshops son lugares oscuros, porro no me dieron ganas de fumar. preferí tomar un café con leche y tostadas. será que me estoy poniendo grande... (sí, estoy mas grande, tengo casi veintiocho años, y preparo mi cuerpo para cuando llegue el momento de ser madre).
amsterdam es una ciudad de cuentos. como esos libros de cuando era chica que los abría y se desplegaban ciudades como maquetas. los ríos fueron repetados, una de las cosas mas lindas de amsterdam: sus canales. las casas antiguas me recuerdan a las historias de herman hesse o kafka. veo en cada rincón un mundo. me siento dentro de un anticuario de la vida. imagino las historias que rondaron estos lugares. 
me olvidé del frío y de mis pies mojados. la piel se me eriza de la inmensidad del paisaje, de la vida, del hombre, de su creatividad. me emociona.
amsterdam es una ciudad de cuentos. pero el turismo rebalsa europa, los turistas abundan, abruman y apestan a la ciudad. se plaga de gente que vienen a dograrse y a comprar ropa. digamos, a consumir, da igual si son drogas o ropa o suvenires. (yo no me salvo, aunque no quiera estoy inmersa en el sistema y arriba de esta ola de turismo por el viejo continente).
ahora encontré el reparito que buscaba: un bar, el mas hermoso que estuve en mi vida. comí un sandwich y un café con leche. los disfruté como si fuera lo último que comiera en mi vida. por ahí lo sea. nunca sabré cuando mi alma sienta que ya es suficiente su experiencia en este cuerpo y decida partir.
por lo pronto estoy en amsterdam, en un cafecito en el medio de amsterdam, entre sus canales, al reparo de la lluvia y escribo. mas feliz no puedo ser.

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